sábado, 23 de octubre de 2010

El "semi-internado"


En la actualidad hay tres tipos de alumnos según los horarios del colegio.

Están los que tienen horario partido, luego los que asisten en horario continuo y, por último, aquellos que defino como alumnos en régimen de "semi-internado".

Estos son niños/as que, independientemente del horario lectivo establecido en el centro, llegan a estar más de ocho horas en él.

El porcentaje de alumnos que utilizan los servicios de ludoteca, comedor y actividades extraescolares, es cada vez mayor. Hay niños/as que llegan al colegio a las ocho de la mañana, se quedan a comer , luego se incorporan a las actividades de la tarde y se marchan a las seis a casa (total: diez horas) todo esto sin descanso.

Son alumnos que deberían tener una mayor atención e, incluso, ser valorados como alumnos con necesidades especiales, porque, el estar tantas horas en el centro deben de afectar a su rendimiento escolar.

¿Quién puede pensar que un niño/a, que está diez horas en el colegio, cuando llega a casa tiene la capacidad de dedicar unos minutos a hacer deberes y/o estudiar, y además, obtener el mismo resultado que otro alumno que sólo está cinco o seis horas?

Mientras los padres y madres tengan horarios incompatibles con los de los colegios seguiremos con este problema, y como va para largo, creo que los centros educativos deben tomar medidas.

Una de ellas sería la de habilitar zonas de descanso para usar, sobre todo, después de la comida.

Generalmente el tiempo de descanso entre el horario de mañana y el tarde es de dos horas y media. Es en este intervalo en el que se tendría que actuar.

Lo que en muchos comedores sucede, por falta de espacio o personal, es que se incentiva al alumno a comer rápido (porque hay varios turnos) y en menos de media hora salen a jugar al patio, por cierto, cosa nada saludable.
Durante dos horas se dedican a correr, saltar, patear balones...

El problema se agrava si el alumnos son de etapa infantil, estos necesitan descansar, incluso dormir nuestra beneficiosa e internacional siesta.

Es importante que los tutores conozcan que alumnos están todo el día en el centro, de esa manera pueden detectar problemas que se derivan del exceso de horas que pasan en él.

Por otro lado los padres deben ser conscientes de la importancia de un buen descanso para que sus hijos puedan afrontar las actividades del día siguiente, sobre todo si son "semi-internos". Si queréis saber más sobre descanso os remito al artículo sobre hábitos de sueño de este blog.

domingo, 10 de octubre de 2010

Padres e hijos.

Todos los días recibo correo con archivos powerpoint adjuntos. Algunos son muy interesantes, de dos de ellos he extraído unas imágenes que ilustrarán muy bien este artículo, no tengo el gusto de conocer a los autores y, aunque las publico sin su permiso, espero que sean comprensivos.

Cuando llega a nuestra familia un integrante más, lo recibimos con cariño y alegría. El bebé recibe toda clase de atenciones, y durante unos meses, con el permiso de maternidad/paternidad, el niño es el centro de atención. Nunca está sólo.

Luego todo se complica, sobre todo si los dos miembros de la pareja trabajan, entonces el hijo se convierte en una especie de maleta que se prepara por la mañana para viajar a casa de los abuelos o a una guardería, se recoge a medio día o no, dependiendo del horario laboral de los padres, y que, a última hora, se lleva a casa donde es aseado, se le da de cenar y se acuesta pronto porque al día siguiente el ritual comienza de nuevo.

Avanzando los años la situación es similar, la diferencia es que el niño en edad escolar tiene un horario para la escuela y otro para actividades extra. Los padres que no consiguen tener un horario compatible pasan poco tiempo con sus niños y además dependen de terceras personas para llevarlos al colegio o ir a por ellos.

Son muchos los niños que tienen que quedarse en guarderías extraescolares antes de la hora del colegio, que se tienen que quedar a comer en el centro, que continúan en él por la tarde en jornada partida o realizando actividades extraescolares y, por último, que tienen que ser recogidos otra vez por las guarderías o por terceras personas hasta que los padres terminan su jornada laboral.

Poco tiempo para poder educar, poco tiempo para poder disfrutar los padres de los niños y viceversa. Poco tiempo para verles crecer. Suerte de aquellos progenitores a los que su trabajo les permite estar con sus hijos.

Es poco el tiempo, y me pregunto ¿lo gestionamos bien? ¿qué hacemos con los niños en el periodo que compartimos con ellos? acaso nos sucede como en esta viñeta:


















Sí, ya sé que es un poquito exagerado, pero es un buen punto de partida para reflexionar si nos ocupamos de nuestros hijos o los vemos como una carga.

A cuántos padres habré oído al empezar en septiembre el colegio, que ya era hora porque no sabían que hacer con ellos. El inicio de las clases supone una liberación, así como son un fastidio las vacaciones navideñas, Semana Santa, y fiestas varias de las que disfrutan los maestros.

Por otro lado tenemos a padres que creen que se ocupan de sus hijos porque les colman de juguetes, satisfacen sus exigencias en la comida o les llevan a actividades extraescolares pagando religiósamente las cuotas.
Puede que sus hijos se sientan como el niño de la viñeta, solo, en medio del salón. Un naufrago al que han dejado en una isla con juguetes para que no se aburra. La alfombra es un océano que le separa de sus padres.

Ojo, no propongo estar todo el tiempo con los hijos, los padres tienen que disfurtar de su propio espacio, de su pareja, sus amigos, Pero también los niños tienen que tener el suyo y el que comparten con los padres.

Pensad en ello, dedicad un momento a reflexionar sobre el tiempo que estáis con vuestros hijos, en la calidad del mismo ¿habláis con ellos? ¿os preocupáis de saber qué tal les ha ido en el cole, cómo se sienten, dónde les gustaría ir el fin de semana...?

Haced participes de vuestra vida a vuestros hijos. Disfrutad de ellos, que el tiempo es corto.

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