martes, 24 de febrero de 2015

Si quieres hacer un buen trabajo, sigue el ejemplo de Arguiñano.

Si eres un alumno que no sabe como planificar un trabajo que te han pedido que hagas, te has hecho cargo de un equipo escolar pero programar entrenamientos no es lo tuyo, o eres integrante de un grupo y quieres realizar actividades de ocio pero te cuesta organizarlas, te propongo a Arguiñano como solución a tus problemas.

No, no se trata de preparar un postre para tu profe, pizzas para tus jugadores o emparedados energéticos para senderistas, que dicho sea de paso, tampoco estaría mal.

Se trata de mejorar tu trabajo usando como ejemplo el que realiza en su programa el famoso cocinero.

Mediante la observación del mismo he anotado los siguientes puntos que te pueden ser útiles, si tras leer este post te interesa el tema, hay muchas páginas en Internet que pueden ayudarte a profundizar en él. 
Mi intención ahora es que tengas una primera referencia sencilla para poder   enfrentarte a una hoja en blanco, un entrenamiento o cualquier actividad que desees organizar.

1. Actitud, entusiasmo:
Si algo caracteriza a nuestro protagonista es la energía positiva que irradia ante el trabajo. Disfruta e intenta hacer disfrutar a los demás.
Sí, si, ya sé que es una ventaja que te guste lo que haces, todo es mucho más sencillo. Pero si no es tu caso, y no puedes hacer otra cosa, al menos, pon todo de tu parte para que te sientas orgulloso del resultado final.

2. Planificación:
No creo que se levante de la cama y vaya a su cocina para hacer lo primero que se le ocurre. Él y su equipo, antes de cada temporada, tienen que trabajar en  todo lo relacionado con el mismo: presupuesto, contratos, publicidad, proveedores, trabajadores, horarios, herramientas, menús...
Toda actividad necesita ser planificada. Así que antes de enfrentarte a la misma, dedícate a preparar todo lo necesario para poder realizar tu labor (recogida de datos, compra de material, lugares para trabajar...) de modo que, durante la misma, no tengas que perder tiempo buscando lo que te falte.

3. Rituales:
Arguiñano inicia su programa de la misma manera, se coloca el gorro, el delantal, se lava las manos y ata un trapo de cocina al cinto. Ahora está preparado para comenzar. Es como el velocista que antes de poner sus pies en los tacos de salida, realiza varios movimientos rituales que le ayudan a concentrar su atención y estar dispuesto para el momento del disparo.
Un estudiante puede sentarse a la misma hora a estudiar, colocar todos los elementos que va a usar, disponerlos ordenadamente sobre la mesa, sacar los libros y comenzar.

4. Introducción:
Usa los primeros minutos del programa para explicar en que va a consistir la receta y lo hace de una manera esquemática.
Primero el título de la receta, y es importante que si se llama "Huevos fritos con salchichas y patatas fritas" lo que al final tiene que tener el plato son, aunque te parezca una tontería, esos tres ingredientes.
Informa al espectador sobre el proceso a seguir para la consecución del plato final, y enumera los ingredientes que va a utilizar.
Del mismo modo un entrenador puede dirigirse a los jugadores para explicar en que va a consistir el entrenamiento y cuales son los objetivos del mismo.
Un alumno en un trabajo escrito debería, en sus primeras líneas, guiar al lector con unos apuntes sobre el tema que luego va ha desarrollar.

5. Receta:
La parte fundamental del programa, enseña a la audiencia como hacer un plato "rico, rico" paso a paso y de manera clara y pormenorizada. Aquí es donde pone en práctica todos sus conocimientos. Detrás de esto hay mucho trabajo previo, no improvisa, salvo en momentos puntuales.
El estudiante realizando un trabajo de historia, que ha recopilado un montón de datos es ahora cuando lo estructura todo para plasmarlo en el papel.
En ocasiones entra en plató un colaborador que habla de las propiedades dietéticas del plato. Es un extra, no es la receta en sí pero son datos adicionales interesantes.
La bibliografía, al final de un trabajo escrito da consistencia al mismo.

6. Limpieza y orden:

Mientras cocina no deja de limpiar lo que mancha y mantiene un orden, de tal manera que en todo momento sabe donde están las cosas y si no tiene que usar más, por ejemplo, la sal, la guarda para que no estorbe.
Por otro lado sigue la receta ordenadamente suele empezar con el fondo del plato para luego ir agregrando ingredientes hasta conseguir un adecuado resultado final.

7. Presentación:
Pues aunque no sea importante para el sabor del plato, la presentación del mismo sí que lo es para que el comensal tenga ganas de probarlo.
Lo mismo pasa con tus trabajos, pueden ser extraordinarios pero si no cuidas la presentación puedes confundir al lector y hacer que valore menos tus conocimientos.

8. El perejil:
El toque final en sus recetas, su sello de identidad.
Todos tus trabajos deberían ser reconocidos por el lector, el público... dale tu toque especial. Se diferente y creativo.

9. El resumen:
Finaliza resumiendo todos los pasos de la receta.

10. La audiencia:
Al final todo trabajo tiene su valoración, para Arguiñano es la audiencia, para el estudiante la nota, para el entrenador los resultados… ¡o la satisfacción del trabajo bien hecho!
Siguiendo los puntos anteriores tienes muchas posibilidades de tener una buena acogida. Si eres desordenado, haces las cosas en el último momento, improvisas… tienes todas las papeletas para que lo que hagas no sea bueno.





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