viernes, 1 de mayo de 2015

Etiquetar a un hijo, no por favor.

Cuántas veces los padres nos preguntamos por qué los hijos se comportan de una manera que no es la que nos gusta, leed lo que a continuación os cuento.

Hace unos días me dejaban a un niño de cuatro años por primera vez en la ludoteca. La madre al entrar me dijo que no sabía cómo se iba a portar porque al niño no le gusta ir al cole y que seguramente, jamás le gustará.

Al marchar la madre el chiquitín empezó a llorar y enrabietado, salió corriendo hacia la puerta exterior, que ya estaba cerrada, y comenzó a golpearla mientras la llamaba a gritos.

Lo cogí en brazos y sin dejar el llanto regresamos al aula. Lo dejé en el suelo y le dije que podía ir a jugar con sus compañeros, me alejé como si nada pasara pero sin quitarle ojo.

No habían pasado más de quince segundos, quince, y estaba sentado tranquilo hablando con dos niños de su clase.

¡Qué brujo! pensé, ¡cómo ha chantajeado a su madre! y encima la mujer se ha ido hecha polvo, sintiéndose culpable y afirmando lo que ella ya me dijo, pero entonces caí en la cuenta de que la conversación la habíamos tenido delante del peque.

Su mamá, sin ser consciente, no hacía más que mandarle mensajes negativos sobre el cole. ¿acaso la reacción posterior no era previsible?

Y si en vez de eso, en el trayecto de casa al cole, le hubiera hablado de lo bien que se lo va a pasar, de lo divertido que es estar con otros niños y las cosas tan maravillosas que va a aprender en el colegio.

Los padres no solemos pensar en los errores que cometemos al educar a nuestros hijos, cuanto mejor nos iría si lo hiciéramos. Por lo general, dedicamos más tiempo a colocarles etiquetas que nos permiten explicar todas sus acciones.

Y como solemos fijarnos más en los defectos aplicamos un montón de ellas en sentido negativo:

-Es tímido por eso no se relaciona.
-Es un bruto por eso pega a otros niños.
-Es una vaga por eso no hace los deberes.
-No le gusta el cole por eso se portará mal...

Os propongo reflexionar sobre ello, y si os veis reflejados en lo que os cuento intentad cambiar los comentarios negativos en positivos.

No se trata de hacerles vivir en un mundo sin frustraciones, eso no es real y además, es necesario para su desarrollo personal que aprendan a gestionar al fracaso como también el éxito, pero sí en un entorno en el que se sientan queridos, sin tantas etiquetas.

jueves, 30 de abril de 2015

Elogio a la gente que se implica.

En una reunión de padres en la que estaba presente, vi con disgusto como a dos personas a las que tengo cariño se les faltaba al respeto. Noté como el pulso se me aceleraba y, aunque tenía mucho que decir, callé al creer que si hablaba crearía un mayor conflicto. A medida que iba pasando el tiempo me preguntaba si mi actitud era más la de un cobarde que la de un prudente y tras meditar bastante, cuando tuve oportunidad, solté todo lo que tenía sin que se me replicara por lo que espero que el personaje se diera cuenta de que había metido la pata.

Al finalizar tenía una mala sensación y aunque me agradecieron la defensa yo sentía que no lo había hecho en el momento adecuado.

Cuento esto porque al salir del local, indignado, pensé escribir un post sobre la falta de compromiso que tienen algunos padres y madres con las actividades que hacen sus hijos y el poco respeto que demuestran a los educadores, pero luego me di cuenta de que no quería perder tiempo en ese tipo de personas, que realmente lo que me apetecía era hablar de las gentes que se implican en actividades sociales.

Y dándole vueltas a la cabeza sobre el tema descubrí que tengo cerca de mí seres maravillosos que se "mojan" en todo tipo de proyectos.

Carmen y Begoña, catequistas, son dos estupendas personas que realizan una labor no lucrativa, dedican su tiempo a  una actividad voluntaria y solo piden una cosa a cambio: compromiso. Aún sin llegar a tener el que sería de esperar, siguen con ganas de atender a sus niños.

Gema, vende broches e imanes y con lo que recauda compra tela para hacer pañuelos que cubran la cabeza a niños y niñas con cáncer.

Raúl y Esther comprometidos con sus vecinos, ayudan a personas que lo necesitan en su municipio y ahora se presentan como candidatos a la alcaldía con ganas de trabajar para mejorar la vida de los que tienen a su alrededor, con una motivación que no es la monetaria, ni el poder, sino el servicio a los demás.

En esa línea, la del servicio a los demás, José Antonio, un todo terreno que lo mismo lucha por conseguir una sanidad para todos como ayuda a inmigrantes y a nacionales que lo están pasando mal. Implicado en tantos y tantos proyectos.

Orgulloso de mi hija Carla, ella no pierde la oportunidad de actuar en eventos cuyo beneficio económica repercuta en becas para niños en comedores escolares o en la llamada "Cocina Económica"

Son muchos los nombres, merece la pena usar tiempo elogiando a los que reivindican una educación pública gratuita, los que exigen una igualdad real entre hombres y mujeres, los que recogen alimentos para aliviar a las familias necesitadas, los que se colocan al lado de los que necesitan un hogar, tanta gente que trabaja en ONGs ...

Estas personas son las que merecen un comentario y no los que dedican su vida a criticar lo que hacen los demás, porque casi siempre esa crítica lo único que pretende es hacer daño, no ayudar a solucionar nada. 

Gracias por no ser espectadores de lo que pasa, gracias por actuar, por vuestro compromiso, valentía e implicación.






martes, 24 de febrero de 2015

Si quieres hacer un buen trabajo, sigue el ejemplo de Arguiñano.

Si eres un alumno que no sabe como planificar un trabajo que te han pedido que hagas, te has hecho cargo de un equipo escolar pero programar entrenamientos no es lo tuyo, o eres integrante de un grupo y quieres realizar actividades de ocio pero te cuesta organizarlas, te propongo a Arguiñano como solución a tus problemas.

No, no se trata de preparar un postre para tu profe, pizzas para tus jugadores o emparedados energéticos para senderistas, que dicho sea de paso, tampoco estaría mal.

Se trata de mejorar tu trabajo usando como ejemplo el que realiza en su programa el famoso cocinero.

Mediante la observación del mismo he anotado los siguientes puntos que te pueden ser útiles, si tras leer este post te interesa el tema, hay muchas páginas en Internet que pueden ayudarte a profundizar en él. 
Mi intención ahora es que tengas una primera referencia sencilla para poder   enfrentarte a una hoja en blanco, un entrenamiento o cualquier actividad que desees organizar.

1. Actitud, entusiasmo:
Si algo caracteriza a nuestro protagonista es la energía positiva que irradia ante el trabajo. Disfruta e intenta hacer disfrutar a los demás.
Sí, si, ya sé que es una ventaja que te guste lo que haces, todo es mucho más sencillo. Pero si no es tu caso, y no puedes hacer otra cosa, al menos, pon todo de tu parte para que te sientas orgulloso del resultado final.

2. Planificación:
No creo que se levante de la cama y vaya a su cocina para hacer lo primero que se le ocurre. Él y su equipo, antes de cada temporada, tienen que trabajar en  todo lo relacionado con el mismo: presupuesto, contratos, publicidad, proveedores, trabajadores, horarios, herramientas, menús...
Toda actividad necesita ser planificada. Así que antes de enfrentarte a la misma, dedícate a preparar todo lo necesario para poder realizar tu labor (recogida de datos, compra de material, lugares para trabajar...) de modo que, durante la misma, no tengas que perder tiempo buscando lo que te falte.

3. Rituales:
Arguiñano inicia su programa de la misma manera, se coloca el gorro, el delantal, se lava las manos y ata un trapo de cocina al cinto. Ahora está preparado para comenzar. Es como el velocista que antes de poner sus pies en los tacos de salida, realiza varios movimientos rituales que le ayudan a concentrar su atención y estar dispuesto para el momento del disparo.
Un estudiante puede sentarse a la misma hora a estudiar, colocar todos los elementos que va a usar, disponerlos ordenadamente sobre la mesa, sacar los libros y comenzar.

4. Introducción:
Usa los primeros minutos del programa para explicar en que va a consistir la receta y lo hace de una manera esquemática.
Primero el título de la receta, y es importante que si se llama "Huevos fritos con salchichas y patatas fritas" lo que al final tiene que tener el plato son, aunque te parezca una tontería, esos tres ingredientes.
Informa al espectador sobre el proceso a seguir para la consecución del plato final, y enumera los ingredientes que va a utilizar.
Del mismo modo un entrenador puede dirigirse a los jugadores para explicar en que va a consistir el entrenamiento y cuales son los objetivos del mismo.
Un alumno en un trabajo escrito debería, en sus primeras líneas, guiar al lector con unos apuntes sobre el tema que luego va ha desarrollar.

5. Receta:
La parte fundamental del programa, enseña a la audiencia como hacer un plato "rico, rico" paso a paso y de manera clara y pormenorizada. Aquí es donde pone en práctica todos sus conocimientos. Detrás de esto hay mucho trabajo previo, no improvisa, salvo en momentos puntuales.
El estudiante realizando un trabajo de historia, que ha recopilado un montón de datos es ahora cuando lo estructura todo para plasmarlo en el papel.
En ocasiones entra en plató un colaborador que habla de las propiedades dietéticas del plato. Es un extra, no es la receta en sí pero son datos adicionales interesantes.
La bibliografía, al final de un trabajo escrito da consistencia al mismo.

6. Limpieza y orden:

Mientras cocina no deja de limpiar lo que mancha y mantiene un orden, de tal manera que en todo momento sabe donde están las cosas y si no tiene que usar más, por ejemplo, la sal, la guarda para que no estorbe.
Por otro lado sigue la receta ordenadamente suele empezar con el fondo del plato para luego ir agregrando ingredientes hasta conseguir un adecuado resultado final.

7. Presentación:
Pues aunque no sea importante para el sabor del plato, la presentación del mismo sí que lo es para que el comensal tenga ganas de probarlo.
Lo mismo pasa con tus trabajos, pueden ser extraordinarios pero si no cuidas la presentación puedes confundir al lector y hacer que valore menos tus conocimientos.

8. El perejil:
El toque final en sus recetas, su sello de identidad.
Todos tus trabajos deberían ser reconocidos por el lector, el público... dale tu toque especial. Se diferente y creativo.

9. El resumen:
Finaliza resumiendo todos los pasos de la receta.

10. La audiencia:
Al final todo trabajo tiene su valoración, para Arguiñano es la audiencia, para el estudiante la nota, para el entrenador los resultados… ¡o la satisfacción del trabajo bien hecho!
Siguiendo los puntos anteriores tienes muchas posibilidades de tener una buena acogida. Si eres desordenado, haces las cosas en el último momento, improvisas… tienes todas las papeletas para que lo que hagas no sea bueno.





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