jueves, 19 de mayo de 2011

¿Necesita el país una segunda transición?

A pocos días de la elecciones municipales y autonómicas me planteo si con mi voto estaré respaldando y/o legitimando una forma de hacer política que entiendo perjudica al ciudadano.

Voy a votar a los que, según las últimas encuestas, son uno de los principales problemas de nuestro país, tras el paro y la economía.

Los que, en el momento de crisis en el que vivimos, no son capaces de dialogar, llegar a acuerdos, trabajando codo con codo para sacar al país de la situación en la que se encuentra. Al contrario, se dedican a alimentar el odio al rival para obtener de la población ese voto que les aupe o mantenga en el poder. Tienen la posibilidad de cambiar las cosas, de hacer historia enfrentándose a los retos de esta España del siglo XXI que no tiene nada que ver con los que superaron sus antecesores tras la dictadura. Parece que solo les interesa el resultado de las próximas elecciones.

Me recuerdan mucho a los personajes que aparecen en los programas que llamo "de despelleje", han copiado el estilo de insulto y de crítica al oponente hasta niveles insostenibles, supongo que alentados por los altos índices de audiencia que cosechan estos espacios.

Tienen que bajar de donde están subidos y plantearse si es el momento de una segunda transición.

¿Por qué? hay algo que me parece evidente: el modelo actual no va a poder sostenerse en el futuro.

La transición abordaría asuntos como el cambio de estructura del país. Es el momento de debatir, por ejemplo, sobre si el modelo autonómico es aún viable o España debe convertirse en un estado federal.

Parece imparable, en algunas comunidades autónomas, el auge de ideas independentistas; ignorarlo, taparlo, no resuelve nada.

Federalizar las autonomías puede suponer un grado de independencia asumible por el país y contentaría, en gran medida, a los que quieren autogobernarse (y a los que quieren que se separen, que también hay) Por otro lado, una nación federal, internacionalmente es más "vendible" que varias regiones separadas que es a lo que, tarde o temprano, parece que estamos abocados.

Si dejamos las cosas tal y como están, se hace necesaria una reflexión sobre la capacidad de autogestión de las comunidades, sobre todo algunas uniprovinciales que tienen transferidas sanidad, educación, justicia, entre otras; competencias que suponen un gran agujero económico que no se resuelve con la poca población de la comunidad.

Paralélamente el problema se extiende a los municipios. La situación económica actual ha dejado al descubierto su falta de liquidez, no pueden vender suelo para nuevas construcciones que llenen las arcas, ahora vacías. En algunos casos no pueden ni de pagar a sus empleados públicos, por lo que ya hay voces pidiendo reestructurar el mapa municipal para salvar a los ayuntamientos que acumulan deudas.

Otra reforma necesaria es la de la ley electoral. Si los diputados son elegidos para que en el Congreso se aprueben leyes que nos afectan a todos, y la Constitución dice que los españoles somos iguales, entiendo que no es justo que valga más el voto de un ciudadano en función del partido que elija.

El ejemplo es claro, Izquierda Unida en las últimas elecciones fue votado por 963040 personas y en el congreso tiene 2 escaños, mientras que CiU que tiene 10 escaños fue votado por 188723 personas menos; o que ESQUERRA que tiene un diputado más que IU tenga 296473 votos totales. Debe ser duro pertenecer a Izquierda Unida, saber que tiene un apoyo ciudadano que luego no puede representar en el Congreso. Y que decir de su votante, Se tiene que sentir estafado si hace cálculos sencillos, un diputado de IU tiene detrás a 481520 personas, y uno de CiU a 18872. Lo curioso es que, repito, a la hora de una votación en el Congreso, el valor de los votos de un diputado de IU y uno de CiU es el mismo.

Por otro lado el Senado debería tener mucho más protagonismo, que efectívamente representara a las comunidades, que atienda a sus necesidades específicas. Así sí que tiene sentido que una comunidad con ocho millones de habitantes como Andalucía tenga más peso que, por ejemplo, Cantabria o La Rioja que entre las dos no llegan a 900000 habitantes.
Me parece también interesante, que el ciudadano de cada región pueda votar a la persona que siente que puede defender sus intereses, para el senado soy partidario de las listas abiertas.

Una vez llegado a este punto, tendrían que plantearse otros asuntos como, por ejemplo, la despolitización del Tribunal Constitucional, o que leyes fundamentales para el país como las relacionadas con la educación, trabajo, sanidad, justicia, economía, deban ser aprobadas no solo por la mayoría del Congreso sino como mínimo las dos terceras partes del mismo, de tal manera que sean consensuadas, estables y perduren en el tiempo gobierne quién gobierne.

En este sentido veo necesario crear un organismo que controlara que las leyes que se aprueban se cumplan y sancionen a las administraciones que las obvien o dilaten en el tiempo. Escuchaba, hace un par de días, que ciudadanos que habían solicitado la ayuda a la dependencia llevan tres años con gestiones y todavía siguen esperando.

En fin, me extendería más pero no sé cuándo tiempo tardaría en terminar esta entrada. Lo que sí me gustaría decir para finalizar es que, en los momentos complicados de un país es cuando se ve la talla de sus dirigentes. Creo que que tanto Aznar como Zapatero (en su primera legislatura) navegaron con viento a favor. La construción hacía que el barco avanzará a todo trapo. Ahora que no hay viento hay que echar mano de los remos y todos tenemos que remar y, sería aconsejable que lo hicieramos en la misma dirección.

Esta entrada empecé a escribirla en octubre del año pasado, el domingo por la tarde comencé a editarla. Al día siguiente me encuentro con la noticia de que grupos de personas han decidido plantarse en las principales plazas de las ciudades para reclamar un cambio en el rumbo político. Me sorprendió gratamente, sobre todo la implicación de los jóvenes.
En un principio les etiquetaron como grupos antisistema, luego hemos visto que, en realidad era una amalgama de personas con distintas ideas, un "totum revolutum" que poco a poco va tomando forma.
Las propuestas son dispares, algunas absolutamente inviables, pero muchas son muy sensatas, sobre todo las que, como yo he enumerado anteriormente, pueden ser llevadas a la práctica, pero siempre desde dentro del sistema.
Veremos que recorrido a futuro tiene este movimiento. Espero que, por lo menos, los políticos valoren el gesto, hagan autocrítica y decidan gobernar para el pueblo al que representan.



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