sábado, 5 de junio de 2010

¿Español o negrito?



Cuando de pequeño me decían que no era andaluz porque había nacido en Santander, yo me defendía contestando: mis padres son de Baeza (Jaén) por lo tanto, si soy hijo de andaluces yo seré andaluz, de la misma manera que si una pareja africana de color viene a Santander y tiene un hijo, este será: ¡¡¡NEGRITO!!!

Evidentemente mi intención era afirmar mis orígenes, pero ahora, cuando pienso en ello, me doy cuenta de que parte de la población, sí tiene esa idea con respecto a los extranjeros (no de todos, aquí también hay clases) que están en el país.

El lugar de nacimiento no es importante si el aspecto físico que tienen los que están delante de ti, no corresponde al mismo al que tú perteneces, entonces son tratados de manera diferente.

Da igual que lleven generaciones en España, seguirán siendo extranjeros.

Extranjeros que vienen a quitarnos el trabajo, aunque, en los buenos momentos económicos, recurrimos a ellos porque necesitábamos mano de obra en sectores en los que los españoles no queríamos trabajar.

Un dato, casi el 13% de la población de España es inmigrante, en la decada de los 80 no llegaba al 1%. Ahora, con la crisis, ya no nos hacen falta, y ¡horror! se quedan y cobran el desempleo (los que tuvieron suerte de tener un contrato y cotizaron, otros no tuvieron esa fortuna) usan nuestra sanidad, se quedan con las becas de educación... En estos tiempos que fácil es ser xenófobo.

Y lo curioso es que España, es el país del mestizaje por excelencia. Por aquí han pasado íberos y celtas (más de 30 tribus distintas, entre ellas los cántabros, astures, vascones, galaicos, indigetes, carpetanos, turdetanos...) llegaron fenicios, griegos, cartagineses, romanos. Luego suevos, vándalos, alanos y visigodos. Con este historial tendríamos que ser más tolerantes con los que llegan.

Pero no lo somos, los árabes estuvieron 781 años en la península, innumerables generaciones nacidas en el territorio, aportando una riqueza cultural inmensa. Cristianos, judios y musulmanes conviviendo en ciudades que tenían iglesia, sinagoga y mezquita. Estos árabes son considerados invasores a los que se tenía que echar de la península. No se repara en que los cristianos que consiguen expulsarlos, son descendientes de otros conquistadores.

Un país que se fue a colonizar América y que se mezcló con los pueblos indígenas. En la actualidad los descendientes de esos colonos, vienen buscando ganarse la vida, ayudar a los que se quedan allá, y les miramos por encima del hombro. ¡Qué poca memoria tenemos! no hace muchos años los españoles en masa, tenían que emigrar a América para hacer lo mismo que ellos.

En Cantabria fue tan importante la aportación de los que se fueron en busca de fortuna y regresaron con ella, que desde Santander podemos contemplar al otro lado de la bahía, mirando la cima de Peña Cabarga, el monumento al indiano.

Cuanto antes nos demos cuenta de que la globalización es imparable antes asumiremos que la sociedad tiende a la unificación cultural. Las costumbres y tradiciones particulares de cada entorno se irán diluyendo en el tiempo, mientras que otras se irán imponiendo. Ocurre ya, celebramos haloween, pedimos regalos a Papá Noel, comemos hamburguesas...

En esa unificación cultural dará igual la raza y el lugar de nacimiento. Lo importante, espero, serán la personas.

Etiquetas